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Por la Dra. Mónica Katz.

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En busca del cuerpo perdido

¿Por qué nos importa tanto cómo nos vemos y cómo nos ven? ¿Para quién queremos estar diosas: para nosotras, nuestra pareja, las demás mujeres, los demás?

Resulta que hace unos días nos encontramos con unas amigas a cenar sin hijos y sin parejas. ¡Qué bien se siente, de vez en cuando, juntarnos a hablar de esos otros temas que nos importan! Y digo esto último porque muchas veces ignoramos que nos preocupamos por cosas que declaramos (y hasta nos decimos a nosotras mismas) de poca o nula importancia en nuestras vidas. Y esto fue lo que nos (me) pasó esa noche.

Después de charlar un poco de política y de trabajo, otro poco de libros, un poco de cine, bastante rato de críos, un poco más de maridos y sus (y nuestros) reclamos, después de tocar, por decirlo de alguna manera, todos esos temas, hubo uno que copó, nuestra velada por completo, con fuerza aunque sin nuestro consentimiento conciente. ¿Adivinaron? ¡Sí! El cuerpo.

No es que no podamos hablar de otras cosas. Digo, éramos una abogada independiente, una licenciada en recursos humanos que trabaja en una multinacional, una periodista y docente, una arquitecta y decoradora, una médica exitosa y una economista que se dedica a las finanzas. Pero, a pesar de nuestras profesiones y de ser mujeres ocupadas, el cuerpo, ese cuerpo que fuimos perdiendo con los años y que añoramos cada vez que llega el verano y nos acordamos de cómo era en nuestra adolescencia, vuelve a convertirse en un eje importante de nuestras vidas.

El peso se ha vuelto un enorme motivo de preocupación, lo cual está bien si es por salud. El punto es que están más preocupadas las que tienen un peso saludable.

Está la que siempre tuvo sobrepeso y la que ahora está con unos kilos de más. Una que recién tuvo familia y se siente mal con su cuerpo y otra anuncia que finalmente se decidió: se hará una lipo (traducido: lipoaspiración). La mayor dice que este año va a optar por una enteriza y la más joven cuenta que iba por la calle y le gritaron: “Cómo me molesta ver a una mina joven con las tetas caídas”.

¿Qué nos está pasando? Parece que hoy es mejor tener las lolas operadas que naturales. Antes las que tenían “algo” eran las afortunadas que ahora pareciera que las tienen “caídas” (caídas si se comparan con aquellas que son diseñadas por un cirujano, fabricadas por una empresa y puestas en marcha en un quirófano).
Hoy las alabadas son las que no tenían y se las hicieron!

El peso se ha vuelto un enorme motivo de preocupación, lo cual está bien si es por salud. El punto es que están más preocupadas las que tienen un peso saludable.

No tengo respuestas. Sólo preguntas. ¿Por qué nos importa tanto cómo nos vemos y cómo nos ven? ¿Para quién queremos estar diosas? ¿Es la belleza sinónimo de delgadez o belleza o felicidad? ¿Qué es lo que buscamos cuando nos obsesionamos con vernos lindas frente al espejo? ¿Será que intentamos rescatar del baúl de la abuela ese pasado que perdimos?

*La autora es periodista y licenciada en Comunicación. Se desempeña como docente de grado y dirige Tienda de Palabras, una consultora especializada en comunicación escrita.